jueves, 27 de octubre de 2016

Sobre el futuro de Europa


"Policrisis en Bruselas", interesante artículo en el que Marta López describe el desconcierto de las instituciones en una Europa paralizada por múltiples crisis (inmigración, terrorismo, Rusia, auge de los populismos, Brexit...) y  en el que plantea algunas preguntas sobre el futuro de Europa, a las que me gustaría responder aquí brevemente:

 

P. ¿Es el 'Brexit' el principio del fin de Europa o la gran oportunidad para relanzar la UE? 

R. Sobre la mala relación de Gran Bretaña con la UE, en sus casi 50 años de integración, se ha dicho casi de todo: Al comienzo de su adhesión se la etiquetó de "Caballo de Troya", luego vino Thatcher y su I want my money back, más adelante se tildó de "cuna del euroescepticismo" y del UKIP, de favorecer la ampliación de la UE hacia los países del Este con la secreta intención de diluir la integración en un Gran Mercado... En resumen, "el gobierno británico hace de freno perpetuo en Bruselas" (Schulz, 2013: 229).


Pues bien, después del Brexit, ya no tenemos ese freno de mano echado: ¿qué impide ahora dar todos los pasos necesarios para avanzar en la integración? 



P. ¿Se ha de reformar el Tratado de Lisboa o se ha de profundizar en las posibilidades que brinda este? 


R. El  actual Tratado de Lisboa nació herido, por no decir muerto, después del fracaso del Proyecto de Tratado de Constitución Europea con el "NO" francés y holandés (2005).

La UE necesita una reforma institucional a fondo para adquirir un sistema parecido al de las democracias occidentales, basado en la división de poderes: Un poder ejecutivo (La Comisión Europea) y un poder legislativo con dos cámaras: Una Cámara Baja, el Parlamento Europeo (en representación de los ciudadanos) y una Cámara Alta o Senado (en representación de los Estados).

P. ¿Se ha de ir a la Europa de dos velocidades? ¿Se ha de avanzar hacia una integración a la carta?


R. Es imposible que 27 Estados avancen al mismo tiempo. De los países de la UE, solo 19  han adoptado el euro. Respecto al Impuesto de Transacciones Financieras (ITF), solo 10 socios están dispuestos por ahora a implantarlo. Pero demuestra que no todos tenemos que avanzar al mismo tiempo.

Sin llegar a una integración a la carta -que permitiría por ejemplo a Gran Bretaña, beneficiarse de las ventajas de la libre circulación de mercancías y capitales, pero rechazar la libre circulación de trabajadores-, en un futuro próximo, gracias a las cooperaciones reforzadas, cada socio comunitario decidirá en qué aspectos de la integración está dispuesto a avanzar y en los que se siente ya bien servido.









jueves, 13 de octubre de 2016

Blame Game

En este país ya estábamos tristemente acostumbrados al Blame Game  desde la gloriosa época de Aznar, con su célebre e infantil "y tú, más". Desde entonces hasta la actual crisis del PSOE podemos rastrear en las hemerotecas numerosos ejemplos de este "Juego de Acusaciones". La única novedad es que antes ese juego era entre PSOE y PP y ahora es entre bandos del PSOE...y otros actores secundarios.

Pero hay también un Blame Game europeo. Lo que pasa es que en Europa las acusaciones no son entre partidos, sino entre los gobiernos de los Estados y Bruselas: 

"Tanto en tertulias cerveceras como en artículos de opinión de la prensa de calidad, atacar a Bruselas se ha convertido en un deporte de moda, y en todos los estados de la Unión bajan los índices de adhesión a la misma" ( Schulz, p.11).

 "Lo bueno viene de las capitales; lo malo, de Bruselas...Desde las capitales se reclaman y aprueban iniciativas para nuevas leyes europeas, pero si una propuesta es criticada públicamente se dice que Bruselas ha vuelto a rebasar sus competencias" (Schulz, 2013, p.107).




Schulz describe con todo lujo de detalles cómo ha funcionado este juego de acusaciones entre las capitales y la UE en el caso del Impuesto de Transacciones Financieras (ITF o Tasa Tobin), un impuesto que pretende frenar los ataques financieros especulativos y que los responsables de la crisis compensen el daño causado a las arcas públicas .

En resumidas cuentas, la Comisión Europea viene intentando poner en marcha este impuesto, tan necesario para paliar los efectos más nocivos de la crisis, ¡¡¡desde 2011!!! y todavía no se ha puesto en marcha por los trapicheos de los gobiernos de diversos Estados (en estos momentos no me conviene porque hay elecciones, porque perjudicaría a mis bancos, a mis ahorradores, la exportación de manzanas...). 

Ahora se nos dice que "Bruselas espera presentar un proyecto legislativo antes de final de año..."y que entrará en vigor en 2018 (?). Menos mal que tan solo se trata de introducir un impuesto que 0,1% sobre el valor de las acciones: ¿Qué pasaría si la Comisión y el Parlamento Europeo hubieran solicitado, ante la gravedad de la situación, un impuesto del 1%?