"La prensa española necesita una regeneración, tanto o más que la política" (David Jiménez, nuevo director de El Mundo).
Pues bien, sus colegas de El País parece que se han querido adelantar en esta regeneración, presentando el pasado 11 de mayo una serie de cambios en el diseño la edición impresa: nuevas secciones, reorganización de los suplementos y nueva tipografía para conseguir una mayor claridad y facilidad de lectura.
Hasta aquí todo muy bien. Entonces, por qué estos cambios no han sido bien recibidos por lectores y crítica?
1. Los lectores:
Lola Galán, Defensora del Lector de El País, reconocía en su columna del pasado domingo 17 de mayo que se habían recibido un aluvión de protestas por la programación de televisión (más de 200 mensajes) y por la reducción del espacio dedicado a Cartas al Director, "la mejor sección de El País en los últimos años".
2. La crítica:
"Demasiado pocos, demasiado superficiales, demasiado prudentes, demasiado tarde. Los cambios realizados por el diario otrora progresista..." Así comienza el artículo en el que Javier Pérez de Albéniz se despacha a gusto contra unos cambios que considera solo cosméticos: "Un retoque de rimel en un diario que, como todos los de papel, necesita renovar sus cimientos".
3. Mi opinión:
Comparto quejas de lectores y crítica, pero me gustaría añadir que, tras estos cambios de diseño están otros cambios de calado. Uno de los cuales señala de pasada Joseba Elola: "La apuesta de El País ha cambiado de eje".
En efecto, El País de los próximos años se dirigirá más a "la América que habla español y portugués" y menos a Europa, renegando así, o relegando a un segundo plano, una de sus señas fundacionales de identidad, su "clara vocación de europeo".
Conclusión:
Al parecer, estos retoques no van a impedir el "descenso a los infiernos del periodismo del que un día presumía de ser el diario de referencia en España". Cambios de diseño, sí; regeneración periodística en El País, no.
Pues bien, sus colegas de El País parece que se han querido adelantar en esta regeneración, presentando el pasado 11 de mayo una serie de cambios en el diseño la edición impresa: nuevas secciones, reorganización de los suplementos y nueva tipografía para conseguir una mayor claridad y facilidad de lectura.
Hasta aquí todo muy bien. Entonces, por qué estos cambios no han sido bien recibidos por lectores y crítica?
1. Los lectores:
Lola Galán, Defensora del Lector de El País, reconocía en su columna del pasado domingo 17 de mayo que se habían recibido un aluvión de protestas por la programación de televisión (más de 200 mensajes) y por la reducción del espacio dedicado a Cartas al Director, "la mejor sección de El País en los últimos años".
2. La crítica:
"Demasiado pocos, demasiado superficiales, demasiado prudentes, demasiado tarde. Los cambios realizados por el diario otrora progresista..." Así comienza el artículo en el que Javier Pérez de Albéniz se despacha a gusto contra unos cambios que considera solo cosméticos: "Un retoque de rimel en un diario que, como todos los de papel, necesita renovar sus cimientos".
3. Mi opinión:
Comparto quejas de lectores y crítica, pero me gustaría añadir que, tras estos cambios de diseño están otros cambios de calado. Uno de los cuales señala de pasada Joseba Elola: "La apuesta de El País ha cambiado de eje".
En efecto, El País de los próximos años se dirigirá más a "la América que habla español y portugués" y menos a Europa, renegando así, o relegando a un segundo plano, una de sus señas fundacionales de identidad, su "clara vocación de europeo".
Conclusión:
Al parecer, estos retoques no van a impedir el "descenso a los infiernos del periodismo del que un día presumía de ser el diario de referencia en España". Cambios de diseño, sí; regeneración periodística en El País, no.